Lo primero que hice al levantarme fue mirar por la ventana: "Bien, todo en orden". La moto estaba donde y como la había dejado la noche anterior y además no llovía.
Contento por cómo comenzaba el día me meto en la ducha y... ¡la alcachofa no saca más de un hilo de agua! Ya decía yo que todo iba muy bien.
Salgo medio cabreado y le digo a María que ni lo intente, ante lo cual me contesta que yo ni intente conectarme al wifi, que no funciona (el día anterior tampoco lo hacía correctamente).
No es que sea un experto en hoteles y comprendo que las cosas pueden pasar pero que en un cuatro estrellas no haya presión de agua y no funcione el wifi cuando la ocupación es de casi lleno no lo entiendo.
Bajamos a la cafetería para reunirnos con la otra parejita. Tomamos un buen desayuno, compartimos los problemas del hotel y planteamos la vuelta. Iremos por la A-62 hasta Burgos y allí cogeremos la nacional hasta Logroño.
Ver mapa más grande
Al poco de salir de Valladolid paramos a repostar. Yo preferí no hacerlo ya que tenía de sobra para esperar a la próxima vez que la Scrambler tuviese que hacerlo y así me ahorraba el cargo que tienen las gasolineras en Castilla y León.
Muchos eran los moteros que adelantábamos o nos adelantaban y siempre saludamos. Yo iba en primer lugar, seguido de Toño y Ángel en ese orden.
Todavía no habíamos llegado a la altura de Palencia cuando empezó a llover. "Genial, empieza la fiesta" comentó María por el intercomunicador.
Poco a poco la temperatura iba siendo más baja y la lluvia más "espesa" hasta que perdió su nombre para convertirse en nieve. Los campos de cultivos estaban cada vez más cubiertos de blanco y parecía que iba a más.
Cuando hablamos en el desayuno de la posibilidad de encontrar nieve creí que igual lo hacía en Burgos y en el puerto de La Pedraja por lo que al encontrarla tan pronto empecé a pensar que la cosa se iba a poner fea de verdad.
En algunos puntos nevaba con bastante intensidad y en la carretera ya se marcaba el paso de las ruedas.
Reconozco que nunca había conducido con nieve y la sensación fue maravillosa. Está claro que es peligroso; hay que estar mucho más concentrado y conducir con cuidado. Aún así, la experiencia de los copos cayendo sobre la visera del casco y acumulándose en la pantalla de la moto es única.
Hacía bastante frío y no tenía claro si seguir con la ruta prevista o tomar la autopista en Burgos por lo que paré unos kilómetros antes en una gasolinera. María se había hecho a la idea de parar a tomar algo caliente y retomar la temperatura corporal pero no fue ni mucho menos así.
- ¡Vaya cómo nieva! ¿Qué hacemos? ¿Autopista o nacional?
- Nacional, parece que no lleva tanto tiempo nevando.
- Ok, nacional.
Y ya está, treinta segundos después de parar abandonábamos el lugar, dejando atrás el oasis térmico soñado por María.
Volvimos a la autovía, donde seguía nevando aunque ya con menos intensidad y, aunque circulábamos con precaución, adelantamos algún grupo de moteros.
Fueron unos cuantos grupos los que pasamos en la autovía bajo la nieve, y en ellos viví uno de los mejores recuerdos de este intenso fin de semana.
En todos ellos adelantaba saludando y miraba por el retrovisor para ver si mis compañeros me seguían. Lo hacían, y puedo decir que casi podía ver la cara que los otros moteros (algunos con grandes ruteras) ponían al ver pasar a Toño con la Scrambler sacando la pierna para saludarlos. Alucinaban por que aquel tipo no estuviese congelado con esa moto. ¡Qué pena no haber podido fotografiar la imagen!
Pasamos Burgos y tomamos la nacional. Con suerte ésta estaba limpia de nieve (aunque mojada) y no llovía. Pasamos el puerto de La Pedraja con cuidado, agradecidos por no ver nieve en él, y llegamos al fin a la ansiada parada, Villafranca Montes de Oca. Motos y pilotos sanos y salvos.
Las motos descansando |
Los moteros y motera |
Entramos al bar y pedimos cuatro caldos calientes con tabasco, nos lo habíamos ganado. Alguien tenía tanto frío que estoy seguro de que se planteó echárselo por encima en lugar de beberlo...
Para nosotros ya había pasado "lo malo" pero no sabía si Barbo y familia estaban ya a salvo. Llamé por teléfono para avisarles del estado de la carretera y, al escuchar que estaban ya cerca de casa, me quedé tranquilo.
Tomamos los caldos tranquilos, sabiendo que a partir de ahí ya no habría problemas con el tiempo y decidimos entrar en La Rioja para repostar.
Con el cuerpo más templado nos pusimos en camino hasta Santo Domingo de la Calzada, donde pusimos gasolina en las motos y nos despedimos. Abrazos, besos y la promesa de acudir a Faro este verano.
Desde allí cada uno iría apartando en su salida. La nuestra, Logroño, llegó pronto; y con ella el punto y aparte (pues volveremos el año que viene) a este fin de semana.
A la conclusión de este fin de semana las sensaciones no pueden ser mejores. Acudir a la concentración de Pingüinos es algo que siempre había querido hacer, incluso cuando no tenía moto. Hacerlo con buenos amigos y compañeros de ruta no ha hecho más que ensalzarlo.
Mención a parte merece lo de María. Ella es del sur, muy del sur; por lo que el frío lo lleva fatal. Aún así he de reconocer que no sólo se animó a venir si no que no se ha quejado en ningún momento y eso que alguna situación lo merecía.
Supongo que muchas veces no me doy cuenta (por mucho que Toño me lo recuerde) de la suerte que es que tu pareja ame viajar en moto casi tanto como tú así que GRACIAS por venir.
Con el cuerpo más templado nos pusimos en camino hasta Santo Domingo de la Calzada, donde pusimos gasolina en las motos y nos despedimos. Abrazos, besos y la promesa de acudir a Faro este verano.
Desde allí cada uno iría apartando en su salida. La nuestra, Logroño, llegó pronto; y con ella el punto y aparte (pues volveremos el año que viene) a este fin de semana.
Moto llena de las manchas del viaje |
Mención a parte merece lo de María. Ella es del sur, muy del sur; por lo que el frío lo lleva fatal. Aún así he de reconocer que no sólo se animó a venir si no que no se ha quejado en ningún momento y eso que alguna situación lo merecía.
Supongo que muchas veces no me doy cuenta (por mucho que Toño me lo recuerde) de la suerte que es que tu pareja ame viajar en moto casi tanto como tú así que GRACIAS por venir.