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viernes, 25 de enero de 2013

En ruta bajo la lluvia

Esta es la ruta de vuelta en un fin de semana que comenzó con la ruta Costa Vasca.



El día comenzó pronto puesto que queríamos visitar lugares como Ajo, Isla o Santoña antes de emprender el camino de vuelta. Estaba gris, muy gris; tanto que parecía más que seguro que íbamos a mojarnos tarde o temprano.

Fuimos visitando varios pueblos de la zona, comimos y hasta paramos a ver el último Gran Premio de Fómrula 1.





Tras un nuevo campeonato de Vettel, y siendo ya de noche, tomamos el camino de vuelta.


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Una parte de la ruta la haría junto al coche que volvía a Donosti. Ellos no llevaban navegador así que coloqué el mio en su funda impermeable (me iba a hacer falta), cerré bien todas las cremalleras de mi equipación de cordura, bajé la mentonera del casco y miré al cielo. Empezaba a llover y parecía que iba a hacerlo con fuerza...

Todavía no habíamos rodado ni 5 km cuando las gotas iniciales se convirtieron en una lluvia intensa que no parecía quedar conforme.
Entramos en la autovía dirección Bilbao, el cielo comenzó a rugir y la lluvia caía como en una película de Hollywood. Resignación y paciencia, es lo que hay.

Todos los coches circulaban con precaución lo que provocaba cierta densidad de tráfico. La lluvia era tal que casi no notaba diferencia entre circular sólo o detrás de un vehículo. Poco después de Galdakano nuestros caminos se separaban.

Yo tomé la salida para coger la N-240. Era de noche y hacía un tiempo horrible así que casi no pude disfrutar de la ruta. Ni siquiera recuerdo en que punto cesó la lluvia torrencial, aunque fue poco después de separarme de mis compañeros. Ya con una lluvia soportable, atravesé el Embalse de Urrunaga (que ni pude ver) y llegué hasta Vitoria.

Crucé la ciudad y enfilé la carretera a Peñacerrada (recuerdo que allí ya no llovía) para cruzar el puerto de Herrera hasta Laguardia y Logroño.

No ha sido una ruta muy larga ni mucho menos pero la intensa lluvia me quedará para el recuerdo. Destacar que pese a tanta lluvia llegamos secos todos: el interior del top case, el navegador y yo.

jueves, 17 de enero de 2013

Costa Vasca

Este iba a ser un fin de semana entre muy buenos amigos y para celebrarlo decidí adelantarme al grupo en la salida. El destino era Argoños (Cantabria) pero supuse que los que iban en coche no querrían hacer esto:


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Ante mí, unos 215 km de curvas y acantilados al mar hasta llegar a Bilbao. Luego, autovía hasta Argoños para juntarme con el grupo.

La tarde anterior llamé a mi familia en Bilbao para decirles que iba a hacerles una visita y comer con ellos por lo que decido salir pronto para hacer la ruta sin prisa.

Salgo de Hendaya con dirección a Orio para hacer el tramo de la ruta más "alejado" del mar. Al llegar a Usurbil la carretera contacta con el río y decide acompañarlo, calcando su figura, hasta dejarlo en el mar. Es un tramo muy bonito pero tiene demasiado tráfico y largas líneas rectas que impiden circular con libertad.
Atravieso Orio y cruzo el alto que me lleva a Zarautz.

A partir de aquí empieza el festival; curvas, acantilados, bosques, olas, mar...

Vista de Zumaia
Hasta Guetaria, un paseo lleno de ciclistas y viandantes me acompaña. Voy despacio, alucinado por un paisaje que aunque conozco bien no deja de fascinarme. El mar parece quedar bajo la carretera que pisa mi V-strom, ¡más cerca imposible!

El siguiente pueblo es Zumaia, ya no hay carril bici ni gente paseando pero si acantilados que muestran el mar.

La carretera que se adentra un poco en tierra firme.
En ella te puedes encontrar la discoteca Txitxarro. La música de este tipo de discotecas no es muy de mi agrado aunque he de reconocer que hubo un tiempo (la adolescencia ya sabéis...) en que sí la escuchaba.
Encontrarme con esta discoteca (aunque más con la siguiente que encontré) me hizo ilusión. No por la discoteca en sí sino por recordar a mi padre. Por extraño que pueda parecer, mi padre ha estado en varias de estas discotecas, eso sí, en su época... Estuvo tiempo trabajando por la zona así que pasar por los pueblos y lugares donde el vivió años atrás me remonta a conversaciones con mi él, aunque siempre acabamos "discutiendo" la posición en el mapa de diferentes puntos.
En éstas atravieso Deba y Mutriku, para encontrarme con la segunda de las discotecas, la Venecia.

Discoteca Txitxarro en Deba
Discoteca Venecia en Ondarroa











Entro en el pueblo de Ondarroa y allí decido no coger la ruta lógica sino que, siguiendo en mi empeño de no abandonar el mar, tomo la BI-3438.
Curva en la BI-3438 entre Ondarroa y Lekeitio
Esta carretera (en algún tramo no se si debería tener ese nombre)  es estrecha y discurre entre bosques de eucaliptos, siempre vigilada de cerca por el mar y sus olas, que rompen con fuerza bajo mis pies. Es una carretera de curvas lentas y está bastante sucia y húmeda por lo que me lo tomo con paciencia para evitar sustos.

Después de Lekeitio, sigo por carreteras similares para alejarme lo menos posible del Cantábrico hasta que la ría de Mundaka me obliga tomar dirección sur has Gernika.
Ría de Mundaka
Aquí remonto de nuevo la ría hasta llegar a Mundaka, donde las vistas de toda la ría son espectaculares. Como es de suponer, dada su mundialmente famosa ola de izquierdas, no faltan surferos en el agua, ávidos de sensaciones.
Cruzo el pueblo y también Bermeo. En mi mente ya está el siguiente objetivo. La ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Para llegar a ella hay que salir de Bermeo con dirección a Bakio. En la misma carretera hay un mirador y un poco más adelante encuentras el cruce que te lleva hasta sus pies. Debo reconocer que la ermita y su entorno me parecieron alucinantes y la foto no hace justicia a la realidad.
San Juan de Gaztelugatxe
De Bakio a Armintza la carretera es muy divertida, con buen asfalto, amplias curvas rápidas mezcladas con curvas cerradas y un continuo sube y baja. 
Al llegar al pueblo me acerco a su pequeño puerto, que me parece encantador. Está protegido del oleaje por un muro de piedra, delante del cual hay un conjunto de rocas que asoman en la superficie que supongo harán imposible la navegación en ese punto.

Puerto de Armintza
Miro el reloj y observo que el tiempo se me echa encima por lo que decido no entretenerme más. Sin prestar demasiada atención paso Gorliz, Plentzia y Sopelana para entrar en Bilbao.

Llego a casa de mis primos a tiempo y con la comida lista para servir. ¡Son maravillosos! 
Nos sentamos a la mesa para comer y cuando les empiezo a contar de donde vengo alucinan. Ellos también son moteros así que supongo que las sensaciones de sorpresa se unen a cierta envidia.

Como supuestamente llevaba mucha ventaja a los que salían en coche después de trabajar me doy una vuelta por Bilbao y sus lugares más típicos.

Museo Guggenheim desde la ria
Actual San Mamés
Futuro San Mamés
Mientras paseo la ciudad me llaman para decir que ya están casi a mi altura así que me subo a la moto y salgo a la autovía para tratar de coincidir con ellos.
Hasta Argoños muy poco que contar, autovía con bastante tráfico hasta la salida de Santoña y desde ahí atravesar el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel que como era de noche no pudimos disfrutar.

Una gran ruta que acaba en un fin de semana con amigos. ¡No podría ser mejor!