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jueves, 15 de noviembre de 2012

Ruta a Pau

Aunque hace un tiempo que hicimos la ruta todavía no me había puesto a comentarla así que allá voy.

Llega el fin de semana y no tenemos planes (cosa rara) así que nos ponemos a pensar en algo para llenar el sábado que tenemos limpio. No va a llover (cosa rara otra vez) así que el medio de transporte está claro, la V-Strom.

Tras un repaso a ciudades cercanas la decisión está tomada, nos vamos a Pau. La ciudad no es la más bonita de Francia pero tiene sus cosas.
Preparamos unos bocadillos de jamón serrano con tomate (vale que vivamos en Francia pero la tierra tira mucho) y a la carretera.

Este fue el trayecto.


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Salimos de Hendaya por la carretera de la Cornisa.
Este tramo de carretera es uno de los más bonitos que he hecho nunca en moto y tengo la enorme suerte de poder hacerlo muchísimas veces.
Bahía de Loia
Para quien no lo conozca, hablo de la carretera que une Hendaya con San Juan de Luz por la costa. Una carretera con muy buen asfalto y llena de curvas perfectamente trazadas que discurre por un paisaje idílico.
A la izquierda, a tan sólo unos metros de nosotros, la inmensidad del mar Cantábrico en su unión con el océano Atlántico; a la derecha, extensiones de verde hierba donde caballos, ovejas y vacas observan nuestro marchar. A espaldas de éstos, empiezan a divisarse las montañas prepirenaicas.
Supongo que es un lujo vivir en un sitio así y, aunque a veces la rutina de por obvia la belleza de este lugar, es obligación nuestra sentirnos afortunados por residir en un sitio tan especial.

Hasta Bayona subimos por la D810. Esta carretera nacional es bonita pero con un tráfico más que denso. Durante todo el año tiene tráfico pero en verano no tiene nada que envidiarle a la entrada de cualquier gran capital en plena operación retorno. Entre surfistas con sus furgonetas, residentes y turistas, la carretera queda colapsada, teniendo que aprovechar cualquier hueco que aparezca si no queremos convertir un trayecto de media hora en uno de hasta hora y media durante "operación zona de costa" de la que nunca habla la DGT.

Dejamos atrás Bayona y con ella los lugares que conocemos perfectamente para dirigirnos hacia Pau.
La carretera D74 o Route de l'ocean discurre junto al río Adur (l'Adour) por su margen derecho, siendo frontera natural entre los departamentos de Pirineos Atlánticos y Landas. Es una carretera con buen asfalto y  largas rectas donde se agradece el confort que ofrece la V-Strom.

- ¿Qué tal vas? ¿Contenta con el cambio de moto?
- En la gloria, la Bonnie me gustaba pero aquí, ¡aquí voy donde me digas! Esto es un trono.

Oír esto por el intercomunicador me sacó una sonrisa bajo el casco de esas que se recuerdan. Cualquier motero sabe de que sonrisa hablo...

Acercándonos a Peyrohade empezamos a sentir algo de hambre así que al llegar al pueblo decidimos parar en un supermercado a comprar algo de beber que acompañase a los suculentos bocatas que traíamos preparados de casa.

Tras la compra, pensamos que el aparcamiento de un supermercado no era el mejor lugar para comer así que buscamos un lugar agradable donde parar. Salimos del pueblo guiados por una señal que indicaba algún monumento y al final acabamos desviándonos por azar de nuestra ruta prevista. Gracias al azar pudimos parar a comer en Sorde-l'abbaye y cruzar después Salies de Béam, dos localidades que, cada una en su estilo, nos parecieron estar llenas de encanto.

La primera de ellas es un enclave en el Camino de Santiago francés, con una importante iglesia a orillas del río.
No se si el haberlo encontrado por azar influyó o si lo hizo el bocadillo de jamón en la mejor de las compañías pero la verdad es que me hechizó el lugar.
Aparcamos la moto frente a la iglesia y, al mirar a nuestro alrededor, pudimos apreciar que la vida del pueblo gira entorno a su iglesia y los peregrinos que pasan con la intención de llegar a la todavía lejana catedral de Santiago.
Entramos en la Iglesia, donde hay restos de lo que fue una calzada en tiempo de los romanos, y paseamos brevemente los aledaños.
Mientras María preparaba la "mesa" yo tiré unas fotos del exterior. Estaba encantado con el momento y el lugar en el que nos encontrábamos, feliz.
Nos comimos los bocadillos en un abrir y cerrar de ojos y decidimos continuar la ruta para que no se hiciese demasiado tarde. Prácticamente acabábamos de salir de casa y ya había pasado la hora de comer.


En lugar de dar media vuelta y retomar el camino que habíamos abandonado unos kilómetros atrás, pensamos que sería más interesante continuar esta nueva ruta y dejar que el navegador nos reencontrase cuando nosotros quisiéramos.
Así llegamos al segundo pueblo de los que comenté antes, Salies de Béam. Como llevábamos cierto retraso no paramos pero lo que pudimos ver del pueblo nos sorprendió. Queda como pendiente y algún día volveremos, posiblemente de camino a otro de los lugares a los que les debemos una visita, Tarbes.

Retomamos la ruta planeada antes de llegar a Orthez, donde finalmente cogimos la autopista hasta Pau. Dos pasajeros y velocidades un tanto alegres fueron más que suficiente para volver a remarcar las diferencias entre la V-Strom y nuestra anterior Bonneville T100. Ésta era preciosa pero para viajar no hay color, lo siento.

En Pau se nos hizo tarde y estábamos algo cansado así que la vuelta la hicimos por autopista con parada en Orthez para comer algo y visitarlo. Tras varios intentos que acababan en calles cortadas decidimos darlo por imposible así que nos fuimos a comer algo en las afueras.
De ahí, autopista hasta Hendaya que la noche ya se nos había echado encima. Vuelta sin incidencias salvo la lluvia, que también parece menos con la V-Strom.

Para acabar, una foto que me gusta; principalmente por lo que representa.


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