El día comenzó pronto puesto que queríamos visitar lugares como Ajo, Isla o Santoña antes de emprender el camino de vuelta. Estaba gris, muy gris; tanto que parecía más que seguro que íbamos a mojarnos tarde o temprano.
Fuimos visitando varios pueblos de la zona, comimos y hasta paramos a ver el último Gran Premio de Fómrula 1.
Tras un nuevo campeonato de Vettel, y siendo ya de noche, tomamos el camino de vuelta.
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Una parte de la ruta la haría junto al coche que volvía a Donosti. Ellos no llevaban navegador así que coloqué el mio en su funda impermeable (me iba a hacer falta), cerré bien todas las cremalleras de mi equipación de cordura, bajé la mentonera del casco y miré al cielo. Empezaba a llover y parecía que iba a hacerlo con fuerza...
Todavía no habíamos rodado ni 5 km cuando las gotas iniciales se convirtieron en una lluvia intensa que no parecía quedar conforme.
Entramos en la autovía dirección Bilbao, el cielo comenzó a rugir y la lluvia caía como en una película de Hollywood. Resignación y paciencia, es lo que hay.
Todos los coches circulaban con precaución lo que provocaba cierta densidad de tráfico. La lluvia era tal que casi no notaba diferencia entre circular sólo o detrás de un vehículo. Poco después de Galdakano nuestros caminos se separaban.
Yo tomé la salida para coger la N-240. Era de noche y hacía un tiempo horrible así que casi no pude disfrutar de la ruta. Ni siquiera recuerdo en que punto cesó la lluvia torrencial, aunque fue poco después de separarme de mis compañeros. Ya con una lluvia soportable, atravesé el Embalse de Urrunaga (que ni pude ver) y llegué hasta Vitoria.
Crucé la ciudad y enfilé la carretera a Peñacerrada (recuerdo que allí ya no llovía) para cruzar el puerto de Herrera hasta Laguardia y Logroño.
No ha sido una ruta muy larga ni mucho menos pero la intensa lluvia me quedará para el recuerdo. Destacar que pese a tanta lluvia llegamos secos todos: el interior del top case, el navegador y yo.


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